Pregunta: Quienes viven, por ejemplo, en Siberia, donde hay poco cultivo. ¿Cómo deben alimentarse?
Tienen que comer carne. De todos modos, si yo viviera en Siberia, intentaría comer más pescado. Como ya hemos dicho, en la alimentación es importante reducir todo el daño que se pueda ocasionar a un mínimo indispensable. Ante el dilema entre comer pescado o ave, es interesante hacerse la siguiente pregunta: ¿qué nos resulta más sencillo? ¿matar un pájaro o un pez? Cuando tomamos Natem (Ayahuasca) ¿nos transformamos en pez o en pájaro? Tal vez aún no hemos tenido visiones, pero los peces suelen estar bastante más lejos de nuestra consciencia. Yo prefiero no matar peces: me acostumbré a alimentarme con plantas y semillas. Aprendí a guardar el Arutam (Gran Espíritu) con todo su tacto sagrado y aprendí, también, a no desperdiciarlo.
Cabe recordar que para no comer carne se necesita muchísima experiencia, fuerza y energía. Mucho tacto sagrado. De no ser así, es mejor seguir comiendo carne. A mi juicio un vegano no puede vivir como tal si no aprende a ser muy cuidadoso con su vida sexual. Necesita esa energía, pues con ella debe conservar el tacto sagrado, y no puede estar perdiéndolo constantemente, lo cual lo obliga a matar animales para proveerse de su carne.
La mayor parte de quienes se consideran vegetarianos sólo están siguiendo una moda. Muchos de ellos tienen, por esa razón, problemas de salud. O bien son más débiles que quienes comen carne.
Pregunta: ¿pueden ser útiles las prácticas y los ejercicios de los taoístas para el manejo de la energía sexual?
Más o menos. Para un buen manejo de la energía sexual, la clave siempre es el amor pleno. Cuando hay amor, no necesitamos que ninguna doctrina –taoísta, etc.- nos explique cómo cuidarnos. El amor mismo nos cuida. El sentimiento, en ese caso, va mucho más allá del acto fisiológico relacionado con la eyaculación.
Nunca se debe de juzgar, nunca se debe preferir, nunca se debe elegir. En el chamanismo uno tiene que prestar atención a todo lo que puede surgir. Porque en esta experiencia nada es gratuito; nada de lo que vemos puede ser fruto del error. Cada visión nos permite ver las tendencias que hay en nosotros, y el camino para curarlas. Quien no encuentra ese camino no debería practicar chamanismo. Porque hay un riesgo, que es el de transformar el chamanismo en un entrenamiento para ser más resistentes a esas visiones, y fortificar nuestras justificaciones, y nuestro yo, y nuestra identidad, y todos esos espíritus oscuros. Existen aquellos que practican el chamanismo y la vida espiritual para auto justificarse todavía más, para envenenarse más profundamente. Como decían mis mayores, eso es una forma de brujería, una forma de encantamiento –una forma de sumergirse en un encantamiento oscuro- en la que sólo se consigue boicotear la propia vida y la propia mente. Y algo aún peor: contaminar a otros. Porque eso ensancha el propio ego: oscuro y resistente, pero con la etiqueta de “espiritual”. Por eso me parece más saludable enseñar a aquellos que recién empiezan: aquellos que no son “espirituales”. Es más fácil.
Pregunta: durante mis sesiones, durante la noche, tuve visiones y las negaba. La lógica no me permitía aceparlas.
Muy mal. No debemos juzgar, no debemos elegir, debemos mantenernos firmes y aprender de lo que brota, de lo que se esclarece, de aquello de lo cual tomamos conciencia en el momento de la visión, durante la sagrada ceremonia.
Uno de nuestros principales problemas, al iniciar nuestro camino espiritual, es que no sabemos ni siquiera lo que estamos buscando, o lo que nos está sucediendo. No sabemos hacia dónde mirar: ¿dónde están nuestras tendencias, nuestros problemas? La ceremonia nos ofrece una oportunidad de mirar, y por lo tanto somos muy afortunados. Y si había algo que no queríamos ver, algo a lo que nos resistíamos, y queríamos taparlo, esconderlo o justificarlo, es con toda seguridad algo que necesitábamos, algo en lo que debíamos trabajar. Siempre vale la pena darse cuenta. Eso que vemos e ignoramos luego se olvida, y con ese olvido se pierde la oportunidad. Por eso hay que aprovechar ese momento en el que se enciende esa pequeña luz, ese instante de claridad: es un regalo de Arutam.
Pregunta: en la segunda noche, al tomar medicina, tuve la sensación de que había mucho líquido en el estómago. Bebí demasiado, luego vomité y no tuve la posibilidad de mantener la medicina en el organismo.
Si estamos muy sensibles desde el día anterior a la ceremonia, es probable que se produzca más segregación de líquido de la que es necesaria. El cuerpo reacciona como si se tratara de un exceso. No pasa nada: hay que esperar una media hora después de vomitar, y luego tomar una copa pequeña, que el cuerpo incorporará naturalmente. Eso nos permitirá llegar a un trance profundo.
Es preferible –aunque no es lo más recomendable- expeler desde un principio todo el exceso de líquido que se encuentra en nuestro organismo. De ese modo, la medicina que se ingiere ya no se pierde, y sus propiedades pueden incorporarse plenamente.
En una de mis experiencias personales, durante un último día de ceremonia, devolví mi primer vaso. Eso ocurrió mucho tiempo después de beberlo, porque me había pasado de la dosis. Esperé media hora. Al notar que me faltaba vibración en el canto, durante la ceremonia, bebí otro vaso. Como ya no tenía ningún líquido en el cuerpo y nada que hiciera peso en mi estómago, pude retener la bebida. Dos o tres horas después comprendí que las veces anteriores había expulsado la Ayahuasca porque su efecto era muy fuerte. Al no poder devolverlo, esta vez, se me complicó cualquier posibilidad de continuar con mi trabajo en el grupo, permanecía en reposo, en un estado de completa inmovilidad. Todos comenzaron a preguntarse ¿dónde está el maestro? Tuve que reaccionar para poder terminar la ceremonia y acompañar a los míos. Salí a tomar aire y luego tuve que tomar más de un litro de agua para incorporar alguna sustancia a mi estómago. Recién unos 20 minutos después pude vomitar.
Pregunta: ¿Qué hacer cuando hemos bebido más de lo deseable, y tenemos sucesivamente frío, calor, nervios y miedo?
Lo importante en ese caso es, en primer lugar, buscar la soledad. Estar cerca del Gran Espíritu, cerca de la naturaleza. Generalmente quien ha bebido demasiada cantidad de Ayahuasca puede expulsarla del organismo sin mayor inconveniente. Pero si no consigue hacerlo es porque hay alguna resistencia, alguna oscuridad muy fuerte, que sobre la cual se debe actuar de inmediato. En esos casos recomiendo una purga con agua y tabaco. Una vez realizada esta operación –y de ser necesario o en una situación realmente grave-, el Chamán puede soplar, chupar o abanicar. Esto último sólo ocurre en casos extremos, porque cada uno de nosotros debe superar ese estado por sí mismo.
Un caso especial es cuando alguien se entrega con gusto a un juego caprichoso con la propia sombra. En ese caso el chamán no acude en su ayuda: simplemente lo deja jugar, para ver si aprende, si le gusta, y por cuánto tiempo quiere seguir jugando. Quien pueda tener visiones, decidir sabiamente y aprender se sí mismo, sin ayuda de nadie, está recorriendo el bien el camino de la Vida.
Pregunta: es recomendable, entonces, que quien está en ese estado permanezca a solas, en la naturaleza.
Lo primero, entonces, es quedarse a solas, para lamentarse ante el Gran Espíritu, y esperar que llegue el momento de que el cuerpo reaccione solo y se purgue solo. Que se supere a sí mismo con su propia fuerza y su propio arrepentimiento. Quien consigue eso, tendrá mi respeto y conseguirá siempre mi apoyo. Si necesita un poco de ayuda, por mayor debilidad o incapacidad, se debe intensificar el tacto sagrado con el Tabaco, en el cristal de la vida, en el agua, en los cielos. Después de vomitar así, la persona debería estar bien tras quince o veinte minutos. Si aún así necesita ayuda, el chamán le sopla, le abanica o le chupa, según lo crítico del caso o el requerimiento de curación del paciente. Si la persona quiere continuar jugando caprichosamente con su sombra, a solas, se la deja para que aprenda con el tiempo, con el dolor, aunque supervisándola en la distancia, para evitar que haga alguna tontería. Si en tal experiencia no quiere aprender, posiblemente no vuelva más. Pero sabrá con qué se queda y con qué está viviendo. Por lo menos, aunque no regrese, lo sabrá.
Pregunta: ¿Qué muere cuando una persona siente que está muriendo? ¿Qué es lo que muere?
Bueno. Cada caso es diferente. Podemos comentar varios ejemplos de muertes en las visiones. Está esa muerte que se manifiesta a través del cansancio y de la debilidad. Es cuando estamos tan cansados y hemos sufrido tanto y es tan fuerte el proceso que estamos viviendo, que nos dan ganas de morir, de renunciar, para alcanzar una paz que ya no podemos encontrar en nuestra propia vida.
Otro caso es el de la sombra y su chantaje. Cuando hemos logrado acorralar a esa sombra, pero está muy bien anclada en nosotros, con sus patas de araña, a través de la manipulación de la identidad, del yo, nos hará creer que ella es la Vida, que ella es Arutam. ¡Estoy muriendo! ¡Muerte! Quien lo siente en su interior suele creer que es él quien muere, que lo que muere es su Espíritu. Ese es el chantaje, la manipulación: todos los días nos hacemos eso.
Los ejemplos de muerte son numerosos. A veces sentimos que una parte de nosotros está muriendo. Pero una parte de nosotros comienza a decir “basta: he sentido tanto esta sensación, la he vivido tanto en las ceremonias, que estoy seguro de que no es verdad”. Y la dejamos morir, con todo el miedo ante la caída, en la relajación más profunda. Y una vez en esa profunda negrura, caemos en las profundidades más frías, heladas y abisales, regresando brillando en la luz. Porque finalmente todo, en este mundo, es una Gran Perfección. Todo, absolutamente todo, finalmente regresa, da la vuelta y se transforma. Y hasta el más profundo miedo, una vez helado, da lugar a la luz. ¿Cómo no vamos a sentir que morimos? ¿Cómo no ha de sentirlo quien ha tenido la voluntad de descubrir la intensidad del sentimiento?
Por eso tenemos que hacerlo: hay que morir. Ese es el camino para experimentar la riqueza de ser todo. He dado apenas tres ejemplos de muerte.
Pregunta: pude “ver” que el dolor intenso que sentía, durante las ceremonias -y que no sabía de dónde provenía-, era el duelo por quienes, en mi familia, no habían llegado a nacer debido a numerosos abortos. ¿Qué hacer frente a esto? Siento que necesito compartir esta experiencia: ¿es recomendable hacerlo?
Lo importante, en estos casos, es aprovechar el dolor, o más precisamente la experiencia de ese dolor, para guiar la propia vida. En principio, para no cometer esos errores, y para poder aconsejar con sabiduría a quienes están atravesando por este tipo de situaciones. Quien han “visto” son los más indicados para compartir esas experiencias.
Pregunta: antes de la ceremonia tenía miedo de tomar Ayahuaca. Ahora tengo miedo de enfrentar la vida cotidiana. Tengo miedo de que haga daño.
Ha hecho un buen trabajo. Una mezcla perfecta de fuerza, carácter, concentración y corazón. Sensibilidad, una buena sensibilidad a la medicina. La verdad es que ante una Ayahuasca tan pura, te has crecido, en lugar de acobardarte. Hasta el punto de decir: no quiero volver atrás. No quiero volver a los errores y a las confusiones en las que uno vive seducido.
La riqueza que vive en el interior, el sentimiento de la dicha perfecta en la que nacimos, permanece y no puede ser cambiado por el daño que los espíritus oscuros nos han podido ocasionar. Pero ahora tienes un punto de referencia, un estado que no habías percibido antes tan íntimamente. Te has acercado más a Arutam. Ahora puedes tomar –basándote en tu sentir, como todo ser humano debería sentir- mejores decisiones. Todo lo que te ayude a liberarte, en la profundidad que has alcanzado esta noche, es beneficioso. Todo lo que no te ayude, debe ser enfocado de otra manera o reemplazado. Antes no teníamos ni idea sobre la profundidad de nuestra alma. Por un poco de estupidez, o por hacerle caso a otros enfermos, hacíamos lo que nos daba la gana, ignorando la larga factura que nos costaría. Ahora sí, sería un pecado volver atrás. Por lo tanto, se puede decir que ahora estamos empezando a vivir. Tenemos la referencia de los sentimientos alcanzados durante ceremonia. La referencia del sentir, un camino con sentir, con corazón. La presencia del corazón es como un gran lago asentado sobre las piedras. Un trozo de cielo en la tierra, en la soledad. Donde nace la vida, donde nacen los peces y los animales vienen a beber. Los instintos de la vida aparecen en ese corazón que habita nuestro camino. Eso, alimentado con Tabaco, permitirá que la luz del sentir sea más fuerte y más clara, y ya no podamos traicionarla. Si cometemos errores, los sentiremos también. Y así, mediante un ejercicio de equilibrio, iremos encontrando la luz. La paz.
Pregunta: ¿Se puede, bajo los efectos de la Ayahuasca, ver el futuro?
Para conseguir ese tipo de efectos hay que recurrir al Tabaco. Beber el Tabaco en la Cascada. Y también el ritual del Floripondio. Tenemos que entender que somos una presión perfecta del sentimiento de Arutam, que palpita como las estrellas, en nuestro corazón, en nuestras arterias. Somos una gran tendencia. Un gran canto.
Hay tendencias que conocemos aproximadamente la trayectoria que siguen –como cuando hemos lanzado una pelota o una flecha-. Podemos, más o menos, saber en qué momento caerá. El futuro puede verse en las flechas que ya han sido lanzadas. Pero si las flechas todavía no han sido lanzadas, no podemos ver ese futuro. Podemos tener esa inquietud, pero esa forma no se presentará ante nosotros. Sólo las flechas que ya están en movimiento se presentarán, en nuestra visión, y mediante sus silbidos, entenderemos-veremos consecuencias lejanas.
La Ayahuasca, tiene menor poder en ese sentido, por producir un menor efecto anestésico, una menor relajación. La Ayahuasca es más instintivo, más ágil, más rápido, más animal. Más ligado al presente, más dirigido a la unión con Arutam. Pero también nos permite ver esas flechas. Ahora bien, tanto el Tabaco como el Floripondio -al ser más relajantes, al permitir el adormecimiento- nos permiten tener la distancia suficiente, la lentitud adecuada para que se presenten las tendencias y podamos ver hacia dónde van. Con la Ayahuasca nos sobreviene una comprensión, un darse cuenta, algo que sentimos tanto en el cuerpo como en la mente. Es algo que nos puede torturar un poco, y obligarnos a pensar en ese futuro para luego tomar decisiones al respecto. Con el Tabaco, en cambio, estamos tan adormecidos que los mensajes nos llegan de manera cristalina, como si fueran un mundo encantado, como un consejo de Arutam. Las visiones se presentan con bastante fidelidad a los hechos posteriores. Pero el Floripondio nos presenta silbidos o tendencias casi exactamente iguales a los hechos posteriores –las mismas personas, la misma situación-.
La del Floripondio puede ser una experiencia verdaderamente traumatizante, no recomendable en general, excepto para aquellos que tienen un intenso entrenamiento. Las personas no están preparadas, en general, para ver las consecuencias de sus tendencias. No, al menos, de manera tan inmediata.
Tras estas prácticas, muy pronto el individuo aprende a ver a través de sus sueños. Así como escuchar el silbido de las tendencias en su vida diaria, entregado a sus instintos. La sabiduría es un equilibrio perfecto de la experiencia e instinto, asunto largo.
Este es, aproximadamente, el camino de adivinación en el chamanismo, a través de sus recursos tradicionales.