Chamanismo y el camino del Uwishin (Chamán)
Todo es Arutam (Gran Espíritu), una gran perfección que es eterna y todo contiene en su deleite. Sólo vive en deliciosa eternidad, inagotable sólamente es, en todo nace porque en la perfección sólo se es, nunca se inmuta sino reside en su gracia sin sentir un paso del tiempo. La perfección sólo puede expresar arte y belleza admirable, así nuestra mente reposa y acaricia toda la existencia, cantando en la pasión de la vida. Es tan verdadero que es la único, demostrándolo en un mundo infinito lleno de variedades de milagros, tendencias de las cuales sólo se entiende su unión misteriosa en las profundidades del Espíritu. Vivir despierto en todo, sintiendo el mundo entero y siendo movido por el Espíritu, es lo único para lo que hemos nacido preparados. No hay nada que añadir, nada que pueda sustituir la gran riqueza de ser todo. El Chamanismo no existía como ahora se entiende, conserva o aplica; se vivía en arte natural, los seres eran lo que tenían que ser, siempre han sido y eternamente serán.
Chamanismo surge más tarde, en la necesidad del dolor. Seres abandonan la Unión en Arutam y comienzan a agonizar y delirar. La vida los abandona y la enfermedad, asentada en las depredadoras fuerzas oscuras, ocupa el lugar de la felicidad del tacto sagrado. Los hombres unidos en Arutam intentan hacer recordar la memoria olvidada. Profundos encantamientos y músicas que hacen recorrer la ensombrecida conciencia hacia el retorno a la Vida. Expertos en los años, se desarrollan en diferentes culturas y maestros con sus peculiaridades, que definen diferentes ramas del arte del Chamanismo. El arte del retorno al Espíritu es el arte del Chamanismo. La vida debe regresar, el tacto sagrado hará recordar al cuerpo la armonía del mundo perdido y comenzará a sanarse. Una mente infinita viva en Todo encontrará la paz, por fin. Sólo así, al final, se entiende en un mundo que se siente como nuestra piel, el amor.
El camino del Uwishin es una de las ramas del antiguo sagrado arte del Chamanismo: un lugar, un tiempo, una vivencia, una herencia, un arte, unas plantas, unos medios, unos instrumentos... Es la elegancia de los antiguos hombres del pueblo de las cascadas y sus artes blancas que cuidaban y honraban la vida. Ancianos acudían a las cascadas para escuchar la suma voz de Arutam, también recibían su consejo para caminar sus vidas de la mejor forma. Los jóvenes comenzaban así su iniciación si habían olvidado, o aprendían las artes de su cultura para honrar el poder. Largas historias y sorprendente maestría conformaba el arte sagrado de la gran hoja de todos los tiempos y misterios: Tabaco. Tiempo, hombre y Floripondio, profundas visiones que hacían sangre el futuro de una vida, susurrando las fuerzas de esta tierra en todo rincón.
Natem (Ayahuasca): medio de las transmisiones de poder de los Uwishin, quienes en sagrada capacidad, arte y presencia del poder, intensificaban la Vida en sus semejantes. En su arte, guían para suavizar la resistencia y llevar al neófito a la Unión final. Así, recordar y traer la plenitud de Arutam, sanaba y alzaba hombres realizados. Largas son las descripciones de historias sin fin, vidas de ancianos que como pilares, mi propia vida tanto han ayudado a sostener, ejemplos inquebrantables de lo que es y siempre será.